Los primeros habitantes que llegaron a estas montañas eran devotos a la Virgen Inmaculada Concepción y en honor a ella pusieron el nombre a algunas de las minas (Real de Minas de Nuestra Señora de la Concepción).
Su construcción se inició en 1769, en 1771 era una edificación de ladrillo, cal y arena con techo de paja, realizada por el sacerdote Esteban Arango, párroco de Marinilla. En 1859 el Obispo Domingo Riaño ordenó al sacerdote José Antonio de Aguilar construir una nueva iglesia, terminada en 1874. El frontis, el reloj, las campanas y muchas más obras de valor artístico del templo fueron donadas por el señor José Miguel Arismendi, uno de los habitantes más pudientes del municipio para aquellos tiempos. Su interior fue diseñado por Luciano Jaramillo y Simón Caballero.